El Buey Agradecido

Relájate, quédate quietecito y escucha. Escucha con gran atención este
cuento sobre un gran buey negro llamado Precioso, que vivía en la granja del
granjero Bruni. Precioso estaba muy agradecido con su propietario, un granjero
que aunque no fuera rico, cuidaba muy bien de él y de los otros animales y los
trataba con amor y bondad. El buey agradecido decidió que quería hacer algo
para darle las gracias a Bruni, el granjero. ¿Te gustaría saber que hizo?
¡Vamos a ver si lo descubrimos! Pues…..una noche cuando Precioso estaba
zampándose un poco de heno fresco después de haber estado trabajando todo el
día en el campo, se puso a pensar cómo podía corresponder a la bondad del
granjero. Mientras se comía su ración de heno, se puso a darle vueltas al
asunto.
<<Como soy el buey más fuerte de la granja,
quizá podría usar mi fuerza para ayudar a Bruni el granjero. ¿Tal vez podríamos
organizar una competición con Amos, el buey del granjero Chang?>>, pensó.
Así que a la mañana siguiente, mientras Precioso
estaba trotando hacia los campos para trabajar, le dijo al granjero: -Como
siempre eres tan bueno conmigo, he estado pensando una forma de agradecértelo.
Me gustaría desafiar al buey más fuerte del vecino a una lucha de tira y
afloja. Y el ganador podría llevarse un premio. Estoy seguro de que yo ganaría
el concurso para ti.
A Bruni, el granjero, le pareció una magnífica idea,
sobre todo porque le permitiría ganar algún dinero procedente de su rico
vecino. De modo que aquella tarde fue a visitar a Chang, el granjero, que vivía
en la granja vecina.
-Buenos días, Chang-dijo-. Como estos días no hay
demasiado trabajo que hacer en los campos, he tenido una idea para
entretenernos un poco- y entonces le sugirió lo de la competición.
-¡Qué estupenda idea!-exclamó el vecino
entusiasmado-. ¡Una competición de tira y afloja con los bueyes más fuertes
sería muy divertida! Pero para que valga la pena el ganador debe llevarse un
buen premio- sugirió el codicioso Chang, convencido de que Amos iba a ganar a
Precioso-. Ya sé. El que pierda dará cien monedas de oro al ganador.
Y aunque cien monedas de oro era mucho dinero para
Bruni, el granjero estaba seguro de que Precioso ganaría y aceptó el premio
acordado.
Las noticias de la competición corrieron rápidamente
por la región y muchos granjeros se reunieron para ir a verla. Precioso y Amos,
dos bueyes imponentes, estaban en medio del campo preparados para la
competición con una cuerda tendida entre ellos sujeta al arnés que llevaban
para trabajar. Bruni levantó el brazo y dijo a los bueyes: -Cuando baje el
brazo después de contar hasta tres, quiero que tiréis de la cuerda con todas
vuestras fuerzas.-¡Uno, dos y tres, adelante! –gritó, y los bueyes empezaron a
tirar a tirar de la cuerda. Tiraron y tiraron de ella con todas sus fuerzas,
pero ninguno de ellos parecía ser capaz de mover al otro más de varios palmos.
Al cabo de un par de
minutos Bruni pensó: <<A estas alturas Precioso tendría que estar ya
ganando>> y empezó a preocuparse por si su buey perdía la competición.
Dejándose llevar por el pánico, cogió una rama del suelo y se puso a pegarle al
buey en el lomo.
-¡Tira con más fuerza,
buey perezoso! –gritó-. ¡Tira con más energía o perderás!
A Precioso le dolieron
profundamente las palabras y las acciones del granjero, le sentaron tan mal que
dejó de tirar de la cuerda y ni siquiera intentó ganar.
<<Fui yo el que
tuvo la idea de la competición para ayudarte>>, pensó. ¿Por qué ahora me
pega y me insulta si yo nunca le he hecho nada malo? Aprovechándose de la
ocasión, el otro buey tiró y tiró de la cuerda arrastrando a Precioso, hasta
que al final Amos ganó.
Chang felicitó y
acarició entusiasmado a su buey, mientras Bruni, desilusionado, abría la
bolsita del dinero y le entregaba las cien monedas de oro del premio al
granjero.
-¡Te has rendido! ¡Ni
siquiera has intentado ganar y ahora he perdido cien monedas de oro- le gritó
enojado a Precioso- ¿Pretendes arruinarme?
Precioso sacudió la
cabeza.
-Lo he hecho porque me
has llamado perezoso y me has pegado con un palo –Le respondió el buey con
tristeza-. ¿Qué te he hecho yo para que me trates así?
Bruni se quedó muy
afectado al oír la respuesta de Precioso y al pensar en lo que había dicho y
hecho, comprendió que se había portado muy mal con él.
-Lo siento mucho- se
disculpó avergonzado bajando la cabeza-. Me he dejado llevar por el pánico al
temer que perdieras la competición.
-Te comprendo y te
perdono-le respondió-. Si quieres, aún podemos ganar. Ve a ver a Chang y
sugiérele que podéis hacer otra competición en la que le ganador se lleve esta
vez un premio de doscientas monedas de oro, el doble. Pero tienes que
prometerme que serás bueno conmigo.
Bruni, lleno de
admiración por la compasión de Precioso, concertó con el avaricioso Chang otra
competición de tira y afloja. En esta ocasión Bruni apoyó mucho a Precioso. Le
animó diciéndole: <<¡Venga precioso! ¡Puedes conseguirlo, mi fuerte y
sabio buey!>>, y le acarició en el lomo para mostrarle su afecto y apoyo.
Precioso tiró de la
cuerda con todas sus fuerzas, retrocediendo paso a paso y rugiendo de tanta
fuerza que hacía. Poco a poco fue tirando cada vez más del agotado Amos hasta
que le hizo cruzar la línea del vencedor. Bruni al verlo se puso a brincar de
alegría y abrazó a su bondadoso buey.
-Gracias por hacer esto
por mí. ¡Estoy orgulloso de ti! –exclamó mientras Chang se quedaba con el ceño
fruncido, sorprendido de haber perdido.
Después de ir a recoger
el dinero del premio, lo primero que Bruni hizo fue comprar una manta muy cara
para que Precioso estuviera calentito por la noche. Aquel día al atardecer
hicieron una gran fiesta para celebrar la buena suerte que habían tenido y el
granjero le prometió solemnemente a Precioso no volver a maltratarlo nunca más.
Con demasiada frecuencia es fácil perder la
paciencia y actuar con crueldad. Pero una persona sabia sabe que mostrar bondad
y compasión es la forma más eficaz de sacar lo mejor de los demás.
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