Relájate,
quédate quietecito y escucha. Escucha con gran atención este cuento sobre un
lorito azul que vivía en la copa de los árboles de una selva tropical. Un día
sorprendió a todo el mundo porque, a pesar de su pequeño tamaño, fue muy
valiente. ¿Qué crees que hizo? Vamos a ver si lo descubrimos.

Pues.....una
mañana unos nubarrones grandes y negros deslizándose por el cielo fueron a
parar a la parte de la selva donde vivía el lorito azul. Los nubarrones estaban
furiosos y se pusieron a rugir y a tronar, haciendo un estruendo horroroso. De
pronto lanzaron unos intensos relámpagos plateados y uno de ellos cayó sobre un
viejo árbol muerto de la selva que empezó a arder envuelto en llamas. Entonces
los gigantescos nubarrones cogieron una asombrosa cantidad de aire y apagaron
las llamas del tronco con tanta fuerza que las chispas saltaron a los árboles
vecinos. Cuando las llamas se volvieron tan altas que llegaron hasta el fondo
del nido del lorito, a la pobre ave no le quedó más remedio que huir volando y
subir cada vez más alto en el cielo para no chamuscarse las plumas.
Mientras la
tormenta rugía y las llamas crecían, al mirar abajo el lorito azul vio a muchos
de sus amigos – los otros animales que vivían en la selva- corriendo por los
alrededores confundidos y aterrados por el fuego. No sabían adonde ir a
refugiarse. El lorito, aunque estaba muy preocupado por ellos, logró mantener
la calma y se puso a pensar en cómo podía ayudarles. Y de repente se le ocurrió
una idea.
- ¡Id al
rio!- les gritó-. ¡Seguidme, yo os mostraré el camino amigos míos! Y se fue
volando hacia el rio para guiarles hasta él. Pero no todos los animales fueron
capaces de seguirle: algunos no podían oírle y otros estaban rodeados por las
llamas y gritaban pidiendo auxilio.
De pronto,
¡al lorito azul se le ocurrió otra idea! Se fue volando al rio y se zambulló en
el agua. Luego volvió rápidamente a la selva en llamas y sacudió sus empapadas
alitas sobre la vegetación. Una lluvia de gotitas plateadas cayó sobre el fuego
produciendo un suave siseo……El lorito fue volando del fuego al rio y del rio al
fuego una y otra vez. A cada viaje que hacía se empapaba bien las laitas de
agua y rociaba después las ardientes llamas.
El lorito
se concentró tanto en intentar apagar el fuego que no se dio cuenta de que
alguien estaba observando. En lo alto del cielo, a mucha mayor altura aún de la
que se encontraban los nubarrones de la tormenta, había un magnífico castillo
flotando en medio del aire con unas relucientes agujas y torres que brillaban
tanto como las estrellas. Los dioses de las tierras de la felicidad que vivían
en él eran los que estaban observando al lorito. Al ver sus valientes acciones,
sacudieron la cabeza sorprendidos.
-¿Qué es lo
que este lorito azul está intentando hacer?- se preguntaron unos a otros-.
¿Acaso cree que puede apagar un incendio con tan solo unas gotitas de agua?
¡Huye volando y sálvate!- le gritaron al lorito.
Pero el
corazón del lorito estaba tan lleno de amor y de lealtad hacia sus amigos, que
no hizo caso del consejo de los dioses y siguió volando del rio a la selva y de
la selva al rio con tanta rapidez como sus alitas se lo permitían.
Al final
uno de los dioses no pudo soportarlo más y decidió intervenir. Haciendo ¡zuum!
se transformó en un gran águila calva y voló hacia la parte de la selva donde
el lorito estaba zigzagueando entre las llamas.
-Amiguito
mío, no puedes apagar este gran incendio con tan solo unas gotitas de agua, es
imposible. ¡Te ruego que te alejes volando, por tu propia seguridad! –le
suplicó al lorito. –Lo siento mucho, gran águila, pero no puedo hacerlo –gritó
el lorito azul- ¿No ves que mis amigos están en peligro? Los quiero mucho y si
yo no intento salvarlos, ¿quién lo hará?
El lorito
estaba empezando a sentirse muy cansado, los ojos le escocían por el humo y no
paraba de toser, pero no se rindió. Los ardientes dedos de las llamas se
extendieron más aún intentando chamuscar las hermosas plumas azules del lorito.
Las patitas le dolçian de tan calientes que estaban.
-¡Ay!-
gritó mientras volaba más alto intentando huir de las violentas llamas. Pero se
negó a abandonar a sus amigos.
La
bondadosa águila se quedó tan conmovida por la valentía del lorito azul y por
la determinación y el amor que mostraba por las otras criaturas de la selva,
que se echó a llorar desconsoladamente. Las lágrimas plateadas del águila
cayeron como una caudalosa lluvia sobre la selva en llamas en la que estaban
atrapados los pobres animales. <<¡Hisss, hisss, hisss!>>
chisporroteaban las enfurecidas llamas mientras las compasivas lágrimas del
águila las iban apagando una a una……hasta que la final se extinguieron todas.
El lorito
no podía creer lo que estaba viendo con sus propios ojos: ¡todos los animales
se habían salvado! Chillando loco de alegría, se puso a dar volteretas en medio
del cielo. Y el sol al ver esta graciosa escena no pudo evitar soltar unas
fuertes carcajadas.
-¡Hurra!
¡Hurra!- gritaron todos los animales vitoreándolo- ¡El lorito valiente nos ha
salvado! ¡Gracias! ¡Gracias! Los negros nubarrones se alejaron sigilosamente por
el horizonte y dejaron que el sol secara la selva con su cálida y
resplandeciente sonrisa.
La gran
águila regresó volando al castillo suspendido en medio del cielo y al llegar a
él se transformo de nuevo en un dios y contempló cariñosamente cómo el feliz
loro celebraba con sus amigos de la selva.
<<Quien
hubiera pensado que un ave tan pequeña fuera tan valiente y decidida y que su
corazoncito pudiera contener tanto amor. ¡Se merece una recompensa! –se dijo el
dios-, y yo sé como premiarla.>>
El dios levantó
entonces la mano y apuntó con el dedo corazón al lorito azul. Mientras los
animales de la selva contemplaban la escena intrigados, una lluvia de estrellas
multicolores cayó sobre el lorito y él quedó envuelto en una nube de humo.
Cuando el humo desapareció, el lorito había dejado de ser azul y sus
tornasoladas plumas brillaban ahora con los colores del arco iris. Y la pequeña
ave brilló y relució bajo la bondadosa mirada del sol.
“A veces cuando nos enfrentamos a un gran
reto, nos sentimos indefensos. Pero una persona sabia sabe que el amor y la
compasión puede darle la fuerza necesaria para alcanzar aquello que creía ser
imposible.”
http://ayudaaltibet.files.wordpress.com/2008/11/el-lorito-valiente-vista-web-mediana.jpg
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