¿Qué
no es la meditación?
Dado
que existen muchas ideas respecto a la meditación, algunas muy precisas y
exactas, y otras realmente inapropiadas, las hay que pertenecen a diversos sistemas
de meditación pero no tienen mucho que ver con la práctica del Mindfulness,
ligada históricamente a las prácticas vipassanas de las tradiciones budistas,
convendría antes de seguir, aclarar o limpiar nuestros circuitos neuronales
para que la nueva información pueda circular sin impedimentos.
Mindfulness
no enseña a observar el funcionamiento de la mente desde una perspectiva serena
y objetiva, que nos ayuda a profundizar en nuestra propia conducta. Su objetivo
es agudizar nuestra conciencia hasta que sea lo suficientemente intensa,
concentrada y afinada como para penetrar
en el funcionamiento interno de la realidad de las cosas o de los fenómenos.
Como
son muchos los malentendidos existentes respecto a la meditación, vamos a tener
en cuenta algunos de estos errores que podrían obstaculizar nuestra progresión
o avance.
1: La meditación NO es únicamente una
técnica de relajación.
Aunque
la relajación es una meta clave en la práctica meditativa, Mindfulness apunta
hacia un objeto mucho más elevado. Se trabaja la concentración por su
importancia en la disciplina mental, depositando nuestra atención sobre un
objeto o un pensamiento. La relajación y la concentración son condicionantes
necesarios de la conciencia. El objetivo del Vipassana o Mindfulness es la
visión profunda por la que se aspira a la purificación y transformación de
nuestra vida cotidiana.
2: La meditación NO es una forma de
trance.
Aunque
en algunos sistemas de meditación se hable de entrar en trance durante la
práctica meditativa, no es ese nuestro caso. La meditación Vipassana o Visión
Profunda no es una forma de hipnosis. No pretende dejar la mente en blanco
hasta alcanzar la inconsciencia, ni convertirnos en vegetales despojados de
emociones. Se trata, más bien, de todo lo contrario, de conectar más
profundamente con nuestros cambios emocionales.
3: La meditación NO es una práctica
misteriosa que no puede ser entendida.
La
meditación tiene que ver con niveles de conciencia mucho más profundos que el
pensamiento conceptual. Aunque algunas experiencias meditativas no puedan ser
descritas con palabras, ello no significa que no puedan ser entendidas.
La
meditación Mindfulness es algo que debe ser experimentado, más que ser razonado
o interpretado. Tampoco es una fórmula que automáticamente nos proporcione
resultados predecibles, porque resulta imposible predecir exactamente lo que
sucederá durante una determinada sesión. Cada sesión es una investigación, un
experimento y una aventura.
Aprender
a contemplar cada instante como si fuera el primero y único del universo, es
esencial para la práctica de la meditación.
4: El objetivo de la meditación NO es el
promover experiencias paranormales.
El
objetivo de la meditación es el de desarrollar la conciencia. La meditación no
aspira a desarrollar la telepatía ni la levitación. Su objetivo es la
liberación, no obstante es cierto que existe un vínculo entre los fenómenos
paranormales y las prácticas meditativas, pero se trata de una relación
bastante compleja. Durante los primeros estadios de la práctica meditativa, es
posible que se manifiesten determinados fenómenos, comprensiones intuitivas,
etc. Se trata de fenómenos que no deben ser considerados como capacidades
psíquicas fiables, razón por la cual no hay que concederles demasiada
importancia.
Ya
que se trata de fenómenos muy atractivos, pueden resultar muy peligrosos para
los principiantes al poder convertirse en un señuelo para el ego al alejarte
del camino real. Por lo tanto lo mejor que podemos hacer es no prestarles
demasiada atención. Si aparecen está bien, y si no aparecen también está bien.
5: La meditación NO es peligrosa y no
hay porque evitarla.
Es
posible que al meditar tengamos que enfrentarnos en algún momento a algunas
cuestiones desagradables de nuestro pasado. Cuestiones reprimidas que pueden
llevar enterradas mucho tiempo pueden aflorar y asustarnos. Pero el proceso
meditativo también puede resultar muy provechoso. El modo más adecuado de
enfrentarte al peligro consiste en saber lo peligroso que es, donde es más
probable encontrarlo, y de qué modo debemos, si aparece, enfrentarnos a él. Por
eso la práctica de Mindfulness o Vipassana, tiene que ver con el desarrollo de
la conciencia ya que el aumento de ésta es la mejor salvaguarda contra el
peligro emocional.
6: La meditación NO es una forma de
escapar de la realidad.
Precisamente
la meditación consiste en sumergirnos de lleno en la realidad. Vipassana es una
práctica concebida precisamente para enfrentarse a la realidad, para
experimentar plenamente la vida tal cual es, y para enfrentarse a todo lo que
uno encuentra.
La
meditación Vipassana no consiste en el intento de olvidarse de uno mismo y
ocultar los problemas, sino en aprender a vernos exactamente tal cual somos y
aceptarlo plenamente. Solo entonces podremos cambiar.
7: La meditación NO es un método para
alcanzar el éxtasis.
Aunque
en algún momento la meditación pueda producir un sentimiento de éxtasis
amoroso, este no es su objetivo, ni tampoco es algo que ocurra siempre. El
objetivo principal de Vipassana es el de aumentar la conciencia, el ser
consciente. Una situación de éxtasis puede ser el resultado de la relajación, y
la relajación consiste en la liberación de la tensión. Por lo tanto debe quedar
claro que el éxtasis no es el objeto principal de la meditación, y aunque
apareciese, debe ser considerado como un subproducto de la práctica, o como un
efecto colateral placentero, cuya frecuencia de aparición aumentará en la
medida en que uno medita.
8: La meditación NO es una actividad
egoísta.
Aunque
pueda parecer que el meditador está ahí sentado en un cojín, sin hacer nada, y
puedan aparecer en la mente de quienes los contemplan pensamientos o preguntas
como ¿acaso esta donando sangre? No, ¿Está ayudando a las víctimas de alguna
catástrofe? No. La intención del meditador es la de limpiar su mente del miedo,
los prejuicios y la hostilidad, y surge en él el compromiso activo de
desembarazarse de la tensión, el egoísmo y la insensibilidad que obstaculizan
su compasión por los demás. Si examináramos las vidas personales de los
meditadores avanzados, descubriríamos que, en muchas ocasiones, están
comprometidos con el servicio humanitario, eso sí, raras veces los encontraremos
como cruzados o con actitudes proselitistas.
9: La meditación NO consiste en sentarse
o pensar en cosas sublimes.
Este
es de nuevo un error o idea equivocada de la práctica Vipassana o Mindfulness.
Si bien es cierto que existen formas de meditación contemplativas, que apelan a
este tipo de cosas, Vipassana está muy lejos de esto, ya que es una práctica de
conciencia que nos permite advertir lo que ya está ahí. Es normal que puedan
presentarse, durante la práctica, pensamientos elevados y sublimes, y aunque en
modo alguno hay que evitarlos, tampoco hay que buscarlos; son meros efectos
secundarios placenteros.
Vipassana
es una práctica muy sencilla, consiste en experimentar directamente los
acontecimientos de la vida, sin preferencias ni imágenes mentales añadidas.
Vipassana consiste en advertir, sin distorsión alguna, el acontecimiento de la
vida instante tras instante. Lo que surge, surge. Es así de sencillo.
10: Todos mis problemas NO desaparecerán
con un par de semanas de meditación.
La meditación, lamentablemente, no es una panacea. Es
posible que al poco tiempo de práctica se empiece a percibir algunos cambios, sin
embargo no se advertirán sus profundos efectos hasta haber pasado un largo
periodo de práctica meditativa. No hay nada que merezca la pena que se logre de
la noche a la mañana. La práctica de la
meditación requiere una gran dosis de paciencia, de disciplina y un proceso de
práctica. En cada sentada se logran resultados, sin embargo son muy sutiles y
se dan en zonas profundas de la mente, y únicamente los apreciamos o los
percibimos cuando llevamos un periodo largo de práctica.
"El libro del Mindfulness", Bhante Henepola Gunaratana. Edit. Kairos - 2012
"Mindfulness para la felicidad", Ruth A. Baer. Edit. Urano - 2014