Muchas veces nos hemos expresado con respecto al karma, de una forma un tanto superflua y ligera, "eso es tu karma", "si le ocurrió aquello es cosa de su karma". Este y otros han sido las circunstancias que me han llevado a redactar estas breves reseñas sobre nuestro continuo mental, "cualquier acción producida esta precedida por otra anterior, y será la causa de otra posterior", y algunas anotaciones respecto a la ley universal de causa y efecto - karma, que he ido recogiendo a través de los años de la lectura de textos budistas y de las charlas con mis maestros Lamas Tibetanos.
Es mi deseo que sirvan para la reflexión y que aporten información para darnos cuenta de lo complejas que son estas instrucciones.
LA
CONTINUIDAD DE LA MENTE
La mente se
puede comparar a un vasto océano y las percepciones, pensamientos y emociones,
a las olas que surgen y rompen en su superficie. Esta analogía nos ayuda a
comprender las experiencias que nos ocurren en la meditación y en nuestras
actividades de cada día; pero para conseguir una experiencia de adonde va la
mente y de donde viene, nos será de ayuda el pensar en ella como en un río que fluye con el tiempo. Cada momento de
la mente conduce inevitablemente al siguiente. La mente fluye desde el
principio ininterrumpidamente, día y noche, como una corriente de innumerables
experiencias momentáneas en continuo cambio. Los pensamientos y las
sensaciones aparecen y desaparecen rápidamente, pero dejan impresiones que
transporta la corriente mental.
Ciertas
corrientes de pensamiento explican que la mente no tiene principio ni fin, es
como una energía eterna; a diferencia del cuerpo, que es concebido, nace, muere
y se desintegra.
Todo lo que
hacemos y pensamos tiene su origen en un momento anterior, y a su vez determina
nuestras experiencias futuras. Solo depende de nosotros el poder ser lo que
queramos si canalizamos nuestra energía en esa dirección. Para conseguirlo,
necesitamos comprender la mente y aprender a utilizarla con habilidad.
Tenemos que
entender que la mente es impermanente, transitoria y cambiante momento a
momento. Por tanto es un efecto, un resultado, el producto de una causa. Siendo
una serie de momentos siempre cambiantes, cada uno de los cuales es el
necesario resultado de un momento previo.
Hay quien
mantiene que la mente es el cerebro, pero tal como la definimos nosotros, la
mente son las experiencias mismas. La mente depende del cerebro y del sistema
nervioso, pero no puede ser el cerebro.
Tampoco puede
provenir de la mente de otros, como la de nuestros padres.
Para
concluir, lo importante de esta reflexión es entender que cualquier cosa que
realizamos, que pensamos y que sentimos, tiene su origen en un momento
anterior, pero además cualquier cosa que hagamos de cuerpo, palabra o mente,
también tendrá un resultado o será causa de un momento posterior, por lo tanto
observar esto y experimentarlo nos aportará el entendimiento de lo importante
de nuestras acciones de cuerpo, palabra y mente, dado que de ellas dependerá
nuestras futuras acciones, pensamientos, emociones, etc.
Práctica de meditacion:
Atendemos a la postura y a la respiración. Prestamos atención a una
motivación beneficiosa para realizar esta meditación. Durante un tiempo
mantenemos la atención en la respiración hasta que la mente se vuelve más
calmada y clara.
Primero observa tu estado mental presente, los pensamientos y
sensaciones que en la mente se suceden. Obsérvalos desapasionadamente, sin
apegarte o rechazar ninguno de ellos.
Ahora empieza a viajar hacia atrás en el tiempo. Repasa brevemente las
experiencias conscientes que has tenido desde que te has despertado esta
mañana, ¿forman parte del mismo continuo de conciencia que las experiencias
presentes?. Antes de despertarte es
posible que estuvieras soñando, ¿puedes recordar los sueños que tuviste la noche
pasada?. ¿Pertenece también a la misma corriente mental?
Continua con tus experiencias mentales de ayer, ………de hace dos días, ………
de la semana pasada, ……….del mes pasado,………….del año pasado; de dos años,…….de
cinco años, ………….. de diez años. Continúa investigando si esas experiencias
están de alguna forma ligadas, unidas, al mismo continuo mental de ahora.
Evita involucrarte en los
recuerdos. El propósito de esta meditación no es revivir buenos tiempos o
resolver problemas del pasado, sino conseguir una experiencia de la continuidad
de la mente. Si encuentras algo en tu memoria que te gustaría investigar con
más detalle, déjalo para más adelante.
Retrocede en tu vida tan lejos como sea posible, recuerda las
experiencias de tu adolescencia, ………..de tu niñez. Relájate y abre tu mente
para permitir que surjan estos recuerdos.
Tras llegar tan atrás como puedas, trae suavemente tu conciencia al
presente y observa los pensamientos y sentimientos que aparecen. Experimenta
simplemente cómo continúa fluyendo la corriente de tu conciencia; siente su
momentaneidad: un pensamiento o sentimiento que deja paso al siguiente, que
conduce al siguiente, y al siguiente y así sucesivamente.
Contempla tu corriente mental fluyendo el resto del día, mañana, los días siguientes, las semanas, los años……hasta la muerte. ¿Qué ocurre entonces?.
Considera las distintas posibilidades: ¿cesa repentinamente la existencia de la corriente de conciencia?, ¿se transforma en algo diferente?. Aunque puede que no llegues a una conclusión definitiva, lo más importante es observar con una mente clara.
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